domingo, 18 de octubre de 2015

Un nombre. Una historia. Una situacion Nacional.

Luciano Arruga era un joven de 16 años, que vivía en el Barrio 12 de Octubre de Lomas del Mirador era pobre, usaba gorrita y se juntaba con sus amigos en la esquina. La policía consideró que reunía las condiciones necesarias para ser un pibe chorro, para que robara para ellos. Ese pibe dijo que no, que no robaría para la policía, sus objetivos eran otros: terminar el secundario, laburar, cualquier cosa que cualquier pibx de esa edad pensaría en hacer. Lo único que no pensó fue lo que le pasaría una noche del 31 de enero del 2009.

Luciano comenzó a ser detenido sistemáticamente. Recibía amenazas por parte de la policía y en septiembre del 2008, Luciano fue detenido y llevado al Destacamento Policial de Lomas del Mirador, dependiente de la Comisaría 8º. Allí fue golpeado salvajemente y humillado. Aquella vez salió de ahí.
Pero la madrugada del 31 de enero Luciano no volvió a casa. Se calzó su campera, su gorra y salió. Los testigos afirman haber visto como uniformados lo subieron violentamente a un patrullero. Esta más que claro que fue lo que paso a partir de ahí y la consecuencia que hoy, en su aniversario de aparición sin vida nos hierbe la sangre.

La desaparición de cualquier pibx, con la carga social, cultural y política como la de Luciano no la debemos naturalizar. Porque nadie puede considerar normal no saber dónde está su hijx, su hermanx, su amigx. Luciano fue víctima de lo que padecen cientos de jóvenes, la “criminalización de la pobreza”. Delinquir para quien se llama protector de la ley y la seguridad de los ciudadanos es una aberración.

No queremos más policías en nuestros barrios, porque más policía no es más seguridad. No queremos más corrupción, porque la corrupción es la que mata a nuestrxs pibxs cada casi 30 horas. Luciano fue su nombre, su historia una síntesis de una cuestión Nacional.

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