Luciano
comenzó a ser detenido sistemáticamente. Recibía amenazas por parte de la
policía y en septiembre del 2008, Luciano fue detenido y llevado al
Destacamento Policial de Lomas del Mirador, dependiente de la Comisaría 8º.
Allí fue golpeado salvajemente y humillado. Aquella vez salió de ahí.
Pero
la madrugada del 31 de enero Luciano no volvió a casa. Se calzó su campera, su
gorra y salió. Los testigos afirman haber visto como uniformados lo subieron
violentamente a un patrullero. Esta más que claro que fue lo que paso a partir
de ahí y la consecuencia que hoy, en su aniversario de aparición sin vida nos
hierbe la sangre.
La
desaparición de cualquier pibx, con la carga social, cultural y política como
la de Luciano no la debemos naturalizar. Porque nadie puede considerar normal
no saber dónde está su hijx, su hermanx, su amigx. Luciano fue víctima de lo
que padecen cientos de jóvenes, la “criminalización de la
pobreza”. Delinquir para quien se llama protector de la ley y la seguridad
de los ciudadanos es una aberración.
No
queremos más policías en nuestros barrios, porque más policía no es más
seguridad. No queremos más corrupción, porque la corrupción es la que mata a
nuestrxs pibxs cada casi 30 horas. Luciano fue su nombre, su historia una síntesis
de una cuestión Nacional.
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